Cuando hablamos de viajes al Camino de Santiago organizado, son muchas las señales, signos, tradiciones e historias que giran en torno a estas rutas. Si echamos la vista atrás y pensamos en los siglos de su existencia, podemos llegar a la conclusión que algunos distintivos forman parte de su folclore.

Entre todos los símbolos y señales del Camino de Santiago hay algunos que resultan mucho más llamativos que otros. Posiblemente esto obedezca a la historia que existe detrás de ellos o por lo importantes que fueron en su momento. De los mejores ejemplos son el bordón y la calabaza y en las siguientes líneas vamos a hablar sobre ellos.

¿Por qué son tan importantes el bordón y la calabaza?

Como ya hemos dicho, existen muchos signos. No obstante, el bordón y la calabaza guardan una especial importancia. Esto se debe a que, a pesar de que son de los más antiguos, aún se mantienen en vigencia. Aunque el uso no es el mismo que siglos atrás, pero que pueden verse como ícono del peregrinar y están presentes en todas las tiendas de recuerdos sobre todo si haces por ejemplo el Camino desde Sarria a Santiago.

Sus usos estaban directamente relacionados con el bienestar del peregrino durante el camino. En ambos casos, la finalidad es proporcionar mayor comodidad y hacer el trayecto mucho más práctico. Recuerda que en sus inicios no disfrutaban de las comodidades que sí existen hoy en día.

El Bordón, para qué sirve, cuál es su significado y cómo escogerlo

El bordón o bastón, es una vara de madera de cierto grosor. Se utiliza como apoyo para caminar, especialmente en los caminos escarpados como subidas o pendientes, ofreciendo respaldo a las rodillas de los peregrinos.

Aparte de ser apoyo, cuando los peregrinos se encontraban con riachuelos o lamas, ayudaban a dar el impulso adecuado para superarlos fácilmente. Además, también servía de arma defensiva, tanto para ladrones o malhechores que se cruzaban por el camino, como contra algunos animales salvajes (generalmente perros)

También ayudaba a llevar el avío, tanto de comida como de líquido para el camino, amarrados en la parte superior.

De forma larga y recta, su altura solía superar el hombro de quien lo llevaba, aunque en la actualidad no tienen esta misma extensión. Respecto a la punta o parte superior, en general iba rematado por un pomo o por una especie de moldura de forma circular, más gruesa en el centro. La parte inferior, acababa en punta.

Según los historiadores, la palabra bordón tiene su origen en el francés antiguo donde significa lanza. Fue un emblema entre los peregrinos desde los primeros que iniciaron la ruta. Incluso, el Apóstol Santiago lo empleaba entre sus recorridos de evangelización.

Entre los siglos XI y XIX fue quizás el período en el que más pudo verse a los peregrinos empleándolo. A partir del siglo XII, el bordón del peregrino pasó a formar parte del Códice Calixtino. De hecho, existen algunas reseñas que, para esas fechas, en muchas iglesias y ermitas que se encontraban en el Camino de Santiago, los sacerdotes solían bendecirlos.

Escoger un bordón no era del todo una tarea sencilla. Al contrario, se requería de una estructura de madera con bastante resistencia pero que resultara ligera. Algo que no se partiera durante el trayecto pero que no supusiera una carga excesiva.

Preparación física para el Camino de Santiago

La calabaza, para qué sirve, cuál es su significado y cómo escogerla

Otro de los símbolos indiscutibles del Camino de Santiago es la calabaza del peregrino. Este es un accesorio que hace parte del atuendo tradicional de la época medieval, tal cual como el bordón.

Este tipo de calabaza, la especie lagenaria siceraria, no es precisamente originaria de esta zona, sino que se cree que llegó a Europa mediante las migraciones africanas. No obstante, se ha utilizado en esta región desde tiempos inmemorables. De hecho, está tan extendido su cultivo y consumo que propiamente a este fruto se le llama la calabaza peregrina. Se extiende desde África hasta América.

Quienes emprendían la peregrinación hasta Santiago de Compostela, la utilizaban para guardar agua o vino y poder mantenerse hidratados durante el camino.

Para convertirla en recipiente, en primer lugar, es necesario vaciar su interior de semillas y posteriormente poner a secar la piel para que se endurezca. El proceso de secado no era del todo fácil, aunque existían dos métodos tradicionales.

  • El primero consistia en enterrarlas durante varios meses. Este era un proceso sumamente peligroso ya que muchas veces se pudrían bajo la tierra.
  • El segundo y más confiable era forrarlas con piel de cabra y esperar a que se secaran lentamente. Las pieles no eran del todo necesarias. No obstante, al ser tan delicadas, además de aportarles calor, también ayudaban a protegerlas.

Antes de ser usada por los peregrinos, la calabaza era empleada en tareas domésticas y agrícolas, por lo ligera y útil que resultaba.

La calabaza del peregrino está formada por dos partes: El lado inferior ancho y el superior delgado. En la mitad es agosta y se utilizaba así para sujetarla con ayuda de una cuerda a la cintura de los caminantes o cualquier otra parte de la vestimenta.

A pesar de que su uso como recipiente para almacenar agua en la actualidad ha mermado casi por completo, aún es posible verlas en las ventas de recuerdos.