El Camino Finisterre fue el seguido por los peregrinos que una vez llegados a Santiago de Compostela decidían prolongar su Camino hasta Finisterre o Muxia.
Otros peregrinos ya han vivido la experiencia del Camino de Santiago contando con nuestro apoyo y planificación. Y tú, ¿a qué esperas?
Además de la experiencia que supone completar el Camino de Santiago, también está la posibilidad de disfrutar de verdaderas joyas durante el recorrido. Tanto a nivel natural como arquitectónico, muchas de ellas te dejarán boquiabierto.
En el caso del Camino a Finisterre y Muxia esto no es diferente. Al contrario, las bellezas naturales están por doquier. Recuerda que este trazado prácticamente es por toda la costa, por lo que los paisajes marítimos son compañeros.
A diferencia del resto de caminos disponibles y del archi-conocido y popular Camino de Santiago desde Sarria, aquí el punto de partida es la ciudad de Santiago de Compostela, teniendo como final el cabo de Finisterre.
No obstante, lo que no muchos saben es que desde la Edad Media ya lo transitaron millones de peregrinos. Como sabrás, era el último tramo conocido de tierra. Muchos lo apodaban como el fin del mundo y de allí viene su nombre: Finis terrae.
Aaquí te dejamos los cinco monumentos más importantes de esta ruta jacobea:
Levantado sobre el río de Aguapesada, esta obra también es conocida como Rego dos Pasos. En el caso del afluente, este forma parte del valle de Ames o de Covas. Tiene su punto final al confluir en A Condomiña de Bertamiráns con el rio Sar.
La estructura que conocemos actualmente se construyó entre finales del siglo XVII e inicios del siglo XVIII. No obstante, al ser Aguapesada un importante nudo vial, probablemente y según algunos vestigios, ya existía una construcción anterior.
Se trata de un puente de cantería diseñado con un arco de medio puto rebajado y dos aliviaderos. Su calzada fue hecha a partir de grandes losetas de piedra de granito con rasante de volumen. Además, sus parapetos son igualmente de cantería.
Una de sus principales características es la extraña posición en la que se encuentra. En realidad, no sigue el trazado histórico del Camino a Finisterre y Muxía, que debía bajar desde O Lombao en paralelo a la actual. Sin embargo, está desapareció a medida que las parcelas fueron creciendo.
Junto al puente hay un antiguo molino de rodicio que fue movido por el agua del mismo río. Según documentos encontrados, está aquí desde mediados del siglo XVIII.
Mazaricos es un municipio de la provincia de La Coruña con un amplio y muy rico patrimonio histórico, como es el caso de la Iglesia de San Juan. Está ubicada cerca del río.
Aunque a simple vista no representa una construcción del todo llamativa, sí lo es por su pasado histórico. Y es que esta zona, por su ubicación, goza de una fuerte devoción católica. A lo largo de los siglos XVII y XVIII se construyeron una serie de capillas, como la de San Juan.
Es de planta octagonal y cuenta con una capilla mayor de estilo ojival, además de una torre bastante esbelta de estilo barroco.
En 2009, el complejo fue sometido a una profunda rehabilitación. En esta, los trabajadores descubrieron en la parte del sótano los que fueran los restos del antiguo templo que se encontraba en esta área. Construcción que, según los estudios, data del siglo IX.
El Puerto de Corcubión goza de una estratégica ubicación geográfica. En el pasado, fue una parada fija en las diferentes expediciones que iban tanto al Mediterráneo como al Norte de Europa.
De hecho, esta ensenada fue utilizada en cientos de oportunidades para llevar a cabo diferentes incursiones de saqueo en las villas vecinas, Por eso, se hizo necesario buscar soluciones defensivas ante esta situación.
Fue entonces cuando en el siglo XVII se iniciaron las construcciones de tres fortalezas: El Castillo del Cardenal en Corcubión, Del Príncipe en Cee y finalmente el de San Carlos en Fisterra.
En el caso del Cardenal, las obras empezaron en 1742 con Lana Ferrieri a cargo del proyecto. El proyecto fue culminado por Carlos Lemaur y Francisco Llovet. Junto al Castillo del Príncipe, que se encuentra prácticamente en frente, conformaron una poderosa defensa de la ría, basados en el fuego cruzado.
La dotación estaba compuesta por 12 cañones montados, además de un establecimiento permanente de 96 hombres.
A pesar de que para el momento se logró su cometido que era proteger la entrada de la ría, con el paso del tiempo cayó en el completo abandono, manteniéndose así al menos dos siglos. En 1956, la Administración local decidió ponerlo en venta y desde entonces permanece en manos privadas.
El Castillo de San Carlos es una parada más que obligatoria que destaca desde la distancia. Se trata de un edificio bastante particular. En primer lugar, tiene una forma irregular. Fue levantado sobre un terreno rocoso, por lo cual fue necesario adaptarlo.
Fue construido alrededor de 1.757 bajo la dirección de los reconocidos ingenieros de la época: Demaur y Exaccha. Hizo parte, como ya hemos dicho, de un plan defensivo de la ría de Corcubión, aunque en un inicio para esta obra solo se realizó la explanación del terreno, los cimientos y cierto tramo de la muralla.
Bastaron 10 años de trabajos que se interrumpieron en varias oportunidades. Finalmente, Carlos III, bajo decreto real, ordenó su finalización. Contaba con tres distintos frentes, así como una nave interior, el polvorín y el cuartel. Años más tarde, la nave central fue reformada prácticamente en su totalidad.
Durante la Guerra de Independencia, fue incendiado y prácticamente destruido tras un asalto por parte de las tropas francesas. Algunos años más tarde, finalmente fue restaurado y volvió a tener ese brillo y belleza original.
Si buscas hacer el camino de santiago organizado, seguramente conocerás este punto. Es seguramente la joya de la corona de este camino.
Es el faro que se encuentra más al oeste de todo el continente europeo. Fue construido en 1853, a 138 metros sobre el nivel del mar, con intención de dar protección en una de las costas más peligrosas.
Aparte de la casa del farero, el complejo también incluye una pequeña plaza que rinde homenaje al conocido general San Martín.
Cuenta con una torre de base octagonal en cantería de 17 metros de alto. La luz, protagonista por supuesto, se encuentra a 143 metros sobre el nivel del mar. Tiene una capacidad que supera las 23 millas náuticas. En 1888 como resultado de la fuerte neblina de la zona, se decidió añadir una linterna.
Sin embargo, a pesar de esto, los naufragios en esta zona siempre fueron constantes, algunos mucho más trágicos que otros.
Como has podido ver, El Camino de Santiago a Finisterre generalmente se completa en cinco etapas si vas a Finisterre, sin contar con el día adicional que puedes disfrutar una vez que hayas llegado a destino. Si el destino final es Muxía, entonces la ruta tendrá una etapa adicional.
No obstante, es posible realizar el Camino de Finisterre en 4 días dependiendo de tus preferencias o de las condiciones físicas. Por ejemplo, puedes unificar las dos últimas etapas y no pernoctar en Cee e igualmente destinar únicamente una jornada para ir de Negreira o Olveiroa.
Igualmente, también te damos la opción de hacer con nosotros el Camino de Finisterre en 6 días. Nos adaptamos siempre a tus necesidades.
El Camino de Finisterre es de dificultad moderada. Las etapas varían en longitud y dificultad, desde tramos más suaves en terrenos planos hasta algunos con subidas y bajadas ligeramente más pronunciadas.
Es accesible para la mayoría de los peregrinos con una condición física razonable, pero puede adaptarse a ritmos más pausados si es necesario. Además, recorrerás senderos en buen mantenimiento que no encontrarás muy masificados.
No, no es necesario haber completado el Camino de Santiago (hasta Santiago de Compostela) para hacer el Camino a Finisterre. De hecho, cada vez más peregrinos eligen empezar su recorrido directamente en Santiago y luego dirigirse hacia Finisterre.
La mejor época para recorrer el Camino de Santiago a Finisterre es durante la primavera (abril a junio) y el otoño (septiembre a octubre). En estas fechas, el clima es más templado y hay menos aglomeraciones de peregrinos. Durante estos meses, se pueden disfrutar de temperaturas agradables y un entorno natural vibrante.
Ten en cuenta que en otoño e invierno hay mayor probabilidad de lluvia. El clima en la ruta a Finisterre puede ser variable, especialmente debido a su proximidad al océano Atlántico. Además, en este caso recorrerás tanto zonas costeras como de interior. Los peregrinos pueden experimentar desde días soleados hasta lluvia intensa y vientos fuertes.
Es recomendable llevar:
Además, es importante llevar artículos de higiene personal, algunos snacks energéticos, y una mochila de tamaño adecuado.
Sí, a lo largo del Camino de Finisterre hay fuentes de agua potable en la mayoría de las aldeas y pueblos. Como te hemos dicho, te recomendamos llevar siempre una botella de agua reutilizable y llenarla cuando sea posible, especialmente en los tramos más largos entre localidades.
El Camino de Finisterre está bien señalizado con flechas amarillas y otros marcadores. No obstante, llevar un mapa o una guía puede ser útil para tener más detalles sobre las etapas, distancias, y puntos de interés. Además, te ayudará a planificar mejor el día y conocer alternativas en caso de desvíos.
La señal de telefonía móvil es generalmente buena en la mayoría de los tramos, especialmente cerca de pueblos y ciudades. Sin embargo, en áreas más rurales o montañosas, la cobertura puede ser limitada. Se recomienda llevar un teléfono móvil con suficiente batería y, si es posible, un cargador portátil.
En esta ruta, los peregrinos pueden disfrutar de una diversidad de fauna y flora, incluyendo robles, castaños, pinos, y eucaliptos en términos de vegetación. Igualmente, diversas aves locales como gaviotas, halcones, y en ocasiones incluso nutrias cerca de los ríos.
Sí, aunque esta ruta no es la más popular, es totalmente segura. Cada vez es más popular y raramente estarás completamente en soledad.
Es importante ser respetuoso con las costumbres locales, como la siesta (donde algunos comercios y servicios pueden cerrar al mediodía), y las tradiciones de los peregrinos, como dejar una piedra en el mojón del Camino, una práctica que simboliza dejar atrás las cargas personales.